Historia de la planta

Historia del Harpagofito

Las raíces del harpagofito presentan un color amarronado, en algunos casos pardo-grisáceo y como veíamos, tiene un gusto amargo bastante fuerte. Se trata de una planta perenne.

Todos los beneficios que hemos mencionado en: Las características y Beneficios del Harpagofito, llevó a que en el año 2000 hubiese una importante recolección, la cual tuvo consecuencias bastante graves al ponerla en peligro de extinción. Para contrarrestarlo, se ha promovido su cultivo controlado y gracias a esta medida, actualmente la mayor parte de los cultivos se toman de la propia naturaleza.

El harpagofito se puede ubicar en Namibia, Sudáfrica, Bostwana, Zambia, Zimbawe o el sur de Angola, ya que es nativa de África meridional, donde también se destaca su presencia en el desierto del Kalahari (actualmente Gambia), la Savannah, así como la isla Madagascar. Extrañamente también se halla en México. El harpafogito tiene su desarrollo en terrenos arenosos y arcillosos, principalmente en bosques caducifolios y márgenes de las zonas desérticas mencionadas, lo cual la lleva a concentrarse en las zonas donde encuentre más humedad.

Otros nombres con los cuáles se conoce al Harpagofito: araña de madera, por su notable parecido y curvaturas que se asemejan a una. También se lo suele llamar garfio del diablo, uña del diablo, planta de Namibia, o la abreviación de su nombre: Harpago. En inglés se la conoce como Wodspider o grapple plant. En francés es mencionada como griffe du diable o racine de Windhoek.

Sumamente buscada por “gente común” y profesionales de toda clase: investigadores, naturópatas, médicos, fue llevada a Europa a comienzos del siglo XX por los colonizadores, quienes mayormente la empleaban para combatir la artritis. En 1953 el harpagofito se hace aún más conocido gracias a O.H. Volk, momento en que también se utilizaba para tratar problemas metabólicos. 

Se destacó su explotación con fines terapéuticos en Francia y Alemania. En Alemania específicamente sus efectos beneficiosos se conocieron gracias al soldado (y futuro colono) Gottreich Hubertus Mehnert quien en la rebelión de Hotentotes y de los Hereros (1904 a 1906) obtuvo conocimientos fitoterapéuticos sobre el Harpagofito gracias a un chamán indígena. Se pudo comprobar que contenía los mismos beneficios que el fármaco Phenybutazona, pero sin sus efectos secundarios. Ya en la década del 70’ su demanda era tal, que no siempre quedaba satisfecha. Mientras que en 1950 el Harpagofito estaba en el 12% del territorio de Namibia, actualmente se halla en la tercera parte del mismo.

Las tribus nativas de África (los Bantu, Hottentots y Bushmen) han empleado desde tiempos remotos el agua presente en su Los indíraíz, para que actúe como analgésico y antiinflamatorio. También como sustancia capaz de aliviar los dolores de las articulaciones, el reuma, la artritis y las enfermedades degenerativas. De igual modo, para calmar los dolores de parto y facilitarlo. Los indígenas recogían los tubérculos luego de excavar profundos agujeros para hallar las raíces.

La medicina China considera que el harpagofito es Yin y Yang, una propiedad que se encuentra en muy pocas plantas y que benefician al corazón y la circulación para lo cual emplea más de 40 componentes.
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